jueves, 26 de junio de 2014

Notas y comentarios del parcial del 25/06/14

Nombre
Nota
Comentario
Número entre paréntesis es el número de pregunta
Aldana
7 (siete)
(3) reificación es cosificación de las relaciones sociales: hay reificación en el texto pues las representaciones sociales ocultan tipificaciones cosificantes de minorías sexuales y/o étnicas.
(4) se explica que es lucha de clases pero no se lo articula con el texto propuesto
(5) La explicación no llega a definir la relación de interpretación objeto/sujeto
Carla
8 (ocho)
(4) La lucha de clase se genera por el control de las fuerzas productivas.
(5) Es objeto-sujeto pues el texto de Pievi está interpretando el comportamiento del ser humano
Daniela
7 (siete)
(2) La socialización de los niños, niñas y adolescentes generan configuraciones temporales: un tiempo socialmente configurado
(3) hay reificación en el texto pues las representaciones sociales ocultan tipificaciones cosificantes
(4) hay lucha de clases en las relaciones de producción y la lucha es por el control de las fuerzas productivas
(5) está bien explicado pero no es sujeto/objeto sino objeto/sujeto
Ezequiel
Recupera día lunes 7 de julio a las 18:00 hs
(1) No se llega a definir claramente objetivación ni hay una relación con el texto de Barylko
(2) No hay respuesta
(3) Sin respuesta
(4) No explica la consigna
(5) sin respuesta
Mercedes
8 (ocho)
(4) Hay conflicto en las relaciones de producción no en las fuerzas productivas
(5) Es objeto-sujeto pues el texto de Pievi está interpretando el comportamiento del ser humano
Nicolás
7 (siete)
(1) el comer no es una interacción duradera objetivada, sí las reglas de convivencia de una familia. Por ejemplo respetar horarios de las comidas.
(2) Cómo socializan los niños/as y jóvenes no sino que a través de la socialización se generan configuraciones temporales: un tiempo socialmente configurado
(5) está bien explicado pero no es sujeto/objeto sino objeto/sujeto
Vanesa
5 (cinco)
(2) define bien socialización pero no lo relaciona con el texto de Vergara  Del Solar
(3) define reificación pero no logra relacionarlo con el texto de Honneth
(4) define lucha de clases pero no hay relación con el texto propuesto
(5) es objeto/sujeto y utiliza el esquema incorrecto.

lunes, 2 de junio de 2014

Antonio Abal Oña, vicecónsul de Bolivia en la Argentina

Antonio Abal Oña, vicecónsul de Bolivia en la Argentina

“La educación es uno de los enclaves más fuertes del pensamiento colonial”

Trabajó durante años en comunidades campesinas y sabe del vínculo con los sindicatos mineros. Conoció a Evo Morales en los ’80, cuando el hoy presidente era dirigente sindical. Aquí, explica la construcción del Estado plurinacional y de la revolución del buen vivir.

Por Sergio Kisielewsky
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Antonio Abal Oña es el vicecónsul de Bolivia en la Argentina. Con una formación académica sólida en sociología y periodismo, trabajó en organizaciones que apoyaron el desarrollo campesino. Así, logró un conocimiento profundo sobre las comunidades rurales más tradicionales y sobre los desplazados de esas comunidades. En esta entrevista explica cómo la construcción del Estado plurinacional y la revolución del buen vivir van de la mano para que se extingan las peleas entre trabajadores de diversos oficios y de diversas comunidades.
–¿Qué sintió en diciembre cuando un satélite de Bolivia se lanzó al espacio?–Me hubiera gustado estar en Bolivia, porque rompe con toda esa carga colonial que hay en Bolivia de vernos como un pueblo de inútiles que necesitábamos siempre que alguien nos dijera lo que teníamos que hacer y dar un salto, porque es un salto tecnológico sin escuchar propuestas, sin pedir consejeros de afuera; eso hizo el compañero de origen indígena Evo Morales. Resume un poco lo que es la historia de nuestro país, es decir, aquella impotencia que los sectores populares siempre sentían de caminar en el sentido de la historia, de conquistar más cosas, porque siempre venían y nos decían: “No, mire, nosotros todavía no podemos hacer esto, no estamos listos”, y eso pasaba en la educación, en la economía, en el tema militar, en el tema de seguridad. Era transversal a toda la actividad del pueblo boliviano. Era como mantener la mentalidad colonial. Y el hecho del satélite rompe con todo eso y dice “mire de lo que somos capaces”. De por sí, el hecho simbólico es muy profundo e incluso algunas capas medias que estaban con dudas ven esta posibilidad de avanzar.
–¿Cómo persiste el sistema colonial en lo estructural y en lo cultural? Usted habla en el libro Bolivia. El movimiento indígena campesino y la crisis del Estado Colonial de la radicalización de las clases medias. ¿Cómo se manifiesta el colonialismo en las costumbres en la vida cotidiana luego de siglos de imposiciones?–Lamentablemente, la estructura de la formación social boliviana está enraizada en el hecho colonial; uno de los temas de debate actual en Bolivia es el tema de la justicia. Toda la estructura jurídica estuvo basada en esa mirada de una hegemonía de una élite que en Bolivia se denominan los doctorcitos de Charcas, por el predominio de una “mentalidad superior” y de tener todo el poder concentrado, y que nunca pudo zafarse de esto. El presidente, con buen tino, planteó que hay que cambiar esto y lo haremos como lo hacemos todo en el pueblo, eligiendo a los representantes; fue un golpe tremendo para el sistema de justicia. A los colegios de abogados porque les estaban rompiendo un esquema de muchas cosas que circulaban por las universidades, ya no era un poder en sí mismo, dependía de la voluntad popular, antes dependía del Poder Legislativo. En cambio, hoy el pueblo va a decidir. Hubo algunas fallas, algunos de los que fueron elegidos repitieron ese esquema colonial, el de sentirse representantes de un poder y han perdido de vista que ese poder ha sido originado en el pueblo.
–¿Y cómo se manifiesta, qué consecuencias tiene ese poder popular en el aspecto jurídico?–En Bolivia tenemos los jueces civiles a la par de los jueces técnicos, que son los del sistema judicial, y el tema era fortalecer todo eso. No hubo un cambio en la práctica de la administración de justicia, se siguió con los viejos esquemas, y esto puso en crisis a todo el sistema. En buena hora, digo yo, porque entonces nos lleva a pensar nuevamente ya no el sistema como tal sino a los actores y a la estructura de ese sistema. Tenemos que recapitular y volver no sólo a las aulas universitarias sino a la escuela, al origen del proceso que originó esas conductas coloniales. Diría que la educación es uno de los enclaves más fuertes de la reproducción del pensamiento colonial.
–¿Eso se manifiesta en el pensamiento crítico o del conjunto de la gente?–El concepto de justicia de la comunidad rural es devolver el equilibrio a la comunidad. Aquello que has hecho y lo has hecho mal tienes tú que volver a recomponerlo, tienes que tener un papel, no te vamos a castigar, tú tienes que poner en equilibrio lo que desequilibraste. Son conceptos de justicia diferentes. Muchos de los que fueron electos en este sistema para que entraran a la administración de la justicia venían de pueblos originarios, entonces no han sabido conjugar este conocimiento con el derecho positivo; aceptar, despojarse de lo acumulado en el concepto colonial y poner en una balanza lo aprendido en la vida en la comunidad campesina y originaria. Si vemos la composición de nuestro sistema de justicia, una gran mayoría viene de las comunidades originarias, entonces ésa era la garantía del cambio y no fue así. Es un tema de debate hasta dónde la mentalidad colonial penetró no sólo en las conciencias sino en los elementos técnicos de las ciencias del saber. Allí hay un debate muy grande.
–¿Por qué denomina en el libro al de Evo Morales como un gobierno de transición?–El vivir bien supone toda una filosofía de vida, no sólo un posicionamiento ideológico para tomar el poder, es una propuesta diferente de vida, es una filosofía y es un reto para construir el vivir bien. Tiene muchas coincidencias con esa idea del hombre nuevo del Che; él decía que esto nos va a llevar mucho tiempo y vendrán tiempos difíciles, por eso a Evo le ha tocado ese período más difícil de hacer una transición de una sociedad afincada en el colonialismo y avanzar hacia el Estado del Vivir Bien. Evo Morales es el proceso más interesante de transición, que no es un mecanismo de sustituir un sistema de administración de gobierno por otro, sino una relectura de todo el proceso histórico. Lo que llamamos una deconstrucción del Estado y una nueva construcción de conocimientos.
–¿El Estado Plurinacional?–Estas son piezas de un rompecabezas que hay que saber ajustar bien, por eso no es raro que en Bolivia haya movimientos contestatarios a Evo Morales que provengan de los mismos pueblos originarios.
–Lo debe a la cultura histórica de la resistencia...–No tanto. Es que el colonialismo ha penetrado en todo lugar, entonces cuando uno acumula poder que está afuera del sentimiento de la comunidad, ya forma parte de ese egoísmo individualista muy fuerte que es el basamento de la sociedad capitalista y ahí vemos protagonismos individuales que incluso sus propias organizaciones les cuestionan. Llegado el momento se desvinculan y actúan por sí solos. Esto no lo puede hacer un miembro de un pueblo originario, es poner en segundo plano a la comunidad.
–¿Fue un punto de inflexión lo que se denominó la Guerra del Agua en la lucha contra el neoliberalismo en el año 2000?–La Guerra del Agua fue un hecho muy importante y fundamental. La culminación de la liberalización de la economía y de privatización sobre todo tenía como último horizonte la reforma de la Constitución, liberalizarla al máximo, pero la privatización debía realizarse rápido y lo último que faltaba era la privatización del recurso agua. Esto aparecía como una entrega a las trasnacionales de la distribución del agua, pero cuando uno tomaba el proyecto de ley, era una apropiación de toda posibilidad de recurso hídrico, no era sólo la distribución del agua existente sino de las fuentes, los acuíferos subterráneos, las napas, era una barbaridad, era una entrega de todo un territorio por donde circulaba el agua. Esto creó conciencia en un grupo muy interesante en Cochabamba que se llama la Asociación de Regantes, que se sintieron indignadas y empezaron a organizar la resistencia a la ley. Por eso tuvieron un papel protagónico. Primero se discutió en un pequeño grupo, vinieron los compañeros ecologistas, la central obrera departamental, la federación de fabriles, la organización de los regantes, el colegio de ingenieros y varios colegios de profesionales administradores, arquitectos. Se conformó la Coordinadora del Agua y la Defensa de la Economía Popular y en los debates que se fueron dando llegó un momento en que se planteó que es una lucha que iba más allá del agua, que tenía que cuestionar el sistema que estaba permitiendo que este tipo de ley se pusiera en vigencia. La cuestión era el sistema político. Ahí es donde la Coordinadora empieza a radicalizar sus propuestas. Todo se dio en un departamento muy conservador como es Cochabamba, y en sus capas dirigentes. Evo Morales dio un apoyo muy grande, puso en movimiento a las federaciones de productores de coca y dijo que se estaba en el camino correcto, por eso el éxito de los bloqueos, de las paralizaciones, y éste fue el quiebre del sistema político, se legitimó el poder popular expresado en las calles por la ocupación de los territorios, por las fuerzas populares. El Congreso ya no representaba a nadie y ése fue un momento de ruptura con el Estado neoliberal.
–En su libro describe la radicalización de las clases medias, las luchas mineras, la lucha del Che como elementos que esbozan una tradición. ¿Cómo se dan estos cambios tan vertiginosos?–En Bolivia siempre hubo un apego de intelectuales y estudiantes hacia la vanguardia minera. Las tesis que emanaban de los congresos mineros eran las más radicales, que luego se diluían al llegar a la COB, pero los posicionamiento de la Federación de Mineros eran la guía de todos los movimientos que querían ser revolucionarios y progresistas en Bolivia. Entre ellos, la clase media sensible a las problemáticas de la clase trabajadora. Hay una nueva camada de cientistas sociales, sobre todo antropólogos y sociólogos, que empieza a trabajar sobre la realidad indígena-campesina que la COB no tomaba muy en cuenta. Hay una anécdota muy famosa de Lechín, que fue visto como el paradigma de un gran líder de la COB. En el ’79 entra una nueva camada de dirigentes y Lechín le dice a Genaro Flores, que era dirigente campesino: “Genarito, andá a comprarme unos cigarros”, y él le responde: “¿Por qué no me lustra mis zapatos?”. Es una nueva visión de nuevo sujeto campesino, que luego va a romper con la COB por este papel subordinado que el proletariado minero designaba para la clase campesina y busca su propio derrotero, recuperando la memoria histórica. Esto genera un gran debate sobre el tema de la subordinación a la organización minera y se va a recuperar la memoria larga, a encontrar las raíces de las contradicciones de Bolivia en la historia, y ahí surgen Túpac Katari y una serie de héroes que habían resistido el hecho colonial pero no formaron parte del Acta de la Independencia hecha por Bolívar, Sucre. Cuando uno lee la Tesis del Manifiesto de Tiahuanaco dice: “Tenemos nuestros propios héroes, no necesitamos héroes prestados”. Es un documento muy interesante para ver que el proceso boliviano fue una maduración de la recuperación de la memoria larga y de las luchas contemporáneas, le debemos mucho a esta capacidad que tuvo el movimiento indígena originario de irse tan lejos para decirnos “ahora estamos parados aquí y tenemos que recuperar esa memoria que nos la quitaron”. Eso es romper con el colonialismo.
–¿Hay una participación de los movimientos sociales en esos debates y en las nuevas formas de protagonismo?–Ahí se juntan dos cosas interesantes. Por un lado, el olfato político de Evo Morales, esa capacidad en su trabajo sindical de entender bien las pulsaciones de los sindicatos y de los sujetos que no estaban ligados a un partido político, y Alvaro García Linera, que fue guerrillero, comprende que no es el partido la solución, la de pretender organizar una vanguardia. Comprende que hay sujetos constituidos que son los movimientos sociales. Cómo nuclear estos sujetos sociales y la vida orgánica se logra desde las comunidades, a través de sus representaciones naturales, y ésa es la gran masa de los bolivianos.
–Gobernar obedeciendo al pueblo, como dicen los zapatistas.–Esta es la figura que se recupera del tipo de gobierno que existe en las comunidades tanto andinas como amazónicas, que pervivió a pesar de una formación estatal muy vertical. Y esto no es casualidad, porque el Estado nunca se interesó por las comunidades y las comunidades tuvieron esa virtud de proteger su sistema económico, social. Ahí estaba una forma de gobierno de administrar la justicia, una forma de representación que no era la forma tradicional de Occidente. Hay que lograr que estos mecanismos sean el espejo del futuro, y esto fue fruto de la unidad de todos los movimientos sociales. Cuando se desarrolla la Asamblea Constituyente, hay una organización que se llama El Pacto de Unidad, el movimiento indígena, campesino y originario que arrastra tras de sí a los maestros, a la COB y a todos los movimientos gremiales tradicionales. Ellos son la hegemonía, ya no es la COB, es una más y no lleva la voz cantante. Ahí los que deciden son la Federación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos y la Federación Nacional de Mujeres Campesinas. Son estos los sujetos que tienen la voz cantante, siempre en consenso y reflejando los intereses de todos. El Pacto de Unidad es el que mejor expresa la capacidad de tener unidad en la diferencia, enseñaron a la COB cómo convivir con la diferencia ideológica pensando en un objetivo en común. Aprendimos mucho de esos debates internos, de la capacidad de llegar al consenso, de poner un alto cuando había contradicciones fuertes. Las decisiones no se toman en la primera reunión, van madurando y esa misma metodología se utilizó para las grandes decisiones en la Asamblea Constituyente. A un hombre con una mentalidad más urbana, más occidental, lo desespera, lo quiere ya. Allí hay que ir con calma. Lo mismo sucedió en 2008. En Santa Cruz había un proyecto de dividir al país y empujarlo hacia una guerra civil.
–¿Lo que ocurrió en la llamada zona de la Media Luna?–Exacto. Confrontar Oriente y Occidente y para eso contrataron mercenarios, una fuerza armada que ya estaba en Santa Cruz. Empezaron la ofensiva maltratando a todos los negros en Oriente que se llaman coyas y a plena luz del día no se podía caminar, les pegaban y nadie intervenía, habían doblegado a la policía. Era una organización especial llamada La Torre, con apariencia de una empresa que sacaba dinero y con eso financiaban las acciones. Ahora muchos de sus integrantes están fuera del país. Muchos sectores de la oposición quieren hacer aparecer a estos mercenarios como inocentes palomitas. La paciencia que tuvo Evo Morales para aguantar todo eso... Cuando muchos pedían que enviara a las fuerzas armadas, él apostó al desgaste de la provocación. Eso es lo que hacen las comunidades, fue táctica andina tranquila de poner el tiempo a favor, de la idea de preservar el Estado y así se ganó. Y se evitó el derramamiento de sangre.
–¿Qué rol tuvieron los medios de comunicación?–Los medios se ocuparon de crear el ambiente. En la televisión, desde las 6 de la mañana estaba el discurso de la autonomía, después de los programas de cocina y diversión, el discurso de la autonomía, y al mediodía, las noticias con el discurso de la autonomía. A la tarde, los programas para chicos y el discurso con la autonomía, eran 24 horas. Fue impresionante el papel que jugaron algunos medios con una gran influencia. En Bolivia, uno de los debates actuales tiene que ver con eso.
–En relación con este tema Evo envió una ley...–De comunicación. De hecho, muchos medios están haciendo autocrítica de su papel, pero hay algunos grupos que son trasnacionales, hay grupos que están presentes en América latina y son muy compactos, por eso no es raro ver un tipo de programas en la televisión argentina repetido en la boliviana y ecuatoriana. No es casual que existan editoriales de periódicos argentinos y bolivianos iguales, hay un estilo, una escuela que es una deformación del buen periodismo.
–Usted dice en el libro que el sistema en Bolivia creó partidos políticos clonados. ¿Por qué?–Por tradición, en Bolivia las familias oligárquicas solían poner a los hijos en partidos de izquierda, de derecha y del centro, pero cuando vienen las organizaciones de la democracia liberal, organizaciones norteamericanas que impulsaban la apertura democrática y la participación popular, lo que hacían era crear partidos o ONG con las mismas características que variaban según el discurso del líder nada más, en su funcionamiento y en su objetivo eran lo mismo. Por eso en Bolivia se hablaba del pasanaku, que es un juego donde se pone dinero por mes y se reparten en grupos de a diez. Si a ti te toca ese mes recibirás el pasanaku. A esta forma de actuar, Naciones Unidas le dio un premio. La política era así, ahora te toca a ti y los cinco años a otro y así suma y sigue. Se utilizó el pasanaku, que es de origen andino, de una manera perversa.
–En relación con la música, usted dice que se privilegiaba el piano, que es un instrumento musical de origen europeo, en vez de el sikus y la quena. ¿Cómo se libra la batalla cultural sobre estos valores?–En las universidades, desde los años ’80 ocurre un fenómeno, empiezan a practicar danzas de los pueblos originarios y a repetir lo que en Bolivia se llaman las entradas. Se elige un día del año para hacer un desfile por las calles con las danzas tradicionales. Se trasladó hibridado con la religión católica a las grandes ciudades, pero las universidades lo hacen sin estar ligadas a la Iglesia Católica, como una recuperación de la danza y música de los pueblos originarios. Antes la universidad no te dejaba manifestar eso, la esposa de Víctor Hugo Cárdenas (vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada) se tuvo que quitar la pollera para entrar a estudiar y ponerse un vestido o pantalones, y como ese caso hubo miles. Si no, no entrabas a la universidad para poder estudiar. Como gran cosa, en los años ’80 se sacó fotos a una cholita que no se acomodó a los cánones de cómo debías estar presentable para entrar a la universidad. No es casual que esto estuviera ocurriendo a la par de que estaba surgiendo este movimiento sindical-campesino de recuperación de la memoria histórica, esta corriente apela a la cultura.
–¿Qué hechos ilustran estos cambios?–En Santa Cruz, el alcalde se dio cuenta de que había un barrio lleno de coyas y para el carnaval los incluyó para que danzaran media cuadra y se ganó el voto, fue un avance en pleno Santa Cruz en una sociedad con muchos complejos xenófobos. Fue un reconocimiento y una conquista impresionante. En Sucre, que es muy tradicional, ahora se baila la morenada, que es un baile andino y también en Tarija, que es un lugar muy conservador. Muchas cosas tienen que ver con artistas de renombre, hace poco Eddy Navia fue nominado al Grammy por su capacidad de manejar el charango o tocar jazz con un pianista cubano. Fue fundador de Savia Andina, que llevó el folklore boliviano al Olimpia de París. Entonces la clase media sintió mucha proximidad, ver que esa parte es la que nos identificaba mejor.
–Usted escribe que no se comprende todavía el alma india y éstas son formas de entendimiento.–De acercarse a esa realidad que tiene que ver mucho con el modo de vida, con la filosofía, con una profunda relación con la naturaleza. surge un respeto a todo ser viviente. En la cosmovisión andina, las piedras tienen vida, es otra lógica del ordenamiento del cosmos. Mientras uno no se aproxime y vea por qué ocurren estas cosas, no entenderemos ese corazón que está latiendo en Bolivia. El tema de la revolución no es un hecho de una revolución tradicional, sino que estamos yendo a encontrar ese vivir bien en las comunidades que empiece a ser practicado por toda la comunidad boliviana. En esa medida, la búsqueda del hombre nuevo está instalada pero se tiene que formar. Creo que el Che decía que el hombre nuevo va a ser del siglo XXI, nosotros creemos que sí, porque este espíritu comunitario no sólo es propiedad de los Andes, sino que es una propuesta a nivel mundial, de buscar esta nueva manera de vivir en equilibrio y no afectar tanto aquello que nos da la vida, que es la naturaleza.
–Usted también habla de que se fomenta la pelea de indios contra indios. ¿Está generado por los grandes centros de poder o el sistema de dominación del imperio?–Tiene que ver con el sistema de dominación, no nos olvidemos que cuando llegan los españoles consiguen un aliado, Pumacahua, que lucha contra Atahualpa. Es un aliado de los españoles pero después se da cuenta de que estaba obrando mal y se pone del lado correcto. La creación de Bolivia fue una creación de estos criollos de dos caras que parecían libertarios y por otro lado seguían teniendo el látigo para mandar en las haciendas. Hasta ahora hay esta tensión, lo que Linera llama las tensiones creativas, esa contradicción que nos ha dejado la colonialidad. Fuimos aprendiendo, por ejemplo con la Guerra del Agua, que este enfrentamiento crea la crisis pero la crisis no tiene una direccionalidad, no es una línea recta, es una espiral y en esa espiral tenemos que aprovechar los momentos y saber por qué rumbos estamos yendo. Siempre estuvieron esas tensiones en Bolivia.
–¿Cómo está hoy la situación en Bolivia, cuáles son los objetivos inmediatos del Ejecutivo?–Se avanzó bastante en la mirada del destino común de la mirada del Estado Plurinacional, se está construyendo un Estado de verdad. Uno de nuestros grandes sociólogos, René Zavaleta, decía que en Bolivia existe un Estado aparente. Ahora es el mejor intento de construir un Estado de verdad. Un Estado se construye con sus contradicciones, con sus dificultades, pero sí tenemos una visión de futuro y estamos palpando que es posible vivir entre diferentes. Es posible que estemos atravesando momentos de crisis, sobre todo políticas muy fuertes generadas desde afuera. Desde los grandes medios de comunicación se está tratando de construir unas oposición que no termina de cuajar. Las encuestas le dan, si llegan, un 15 por ciento. Evo siempre está por encima del 50 por ciento. Esto da cierta confianza en un sector de la población que ha visto un futuro y una construcción de un Estado posible, sobre todo la redistribución de la riqueza, fundamento del vivir bien. Evo anunció cuánto va a ser el aumento salarial en Bolivia: se va a aumentar 20 por ciento a los de menos ingresos y 10 por ciento a los que tienen ingresos altos. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que el pueblo está madurando y los dirigentes obreros lo aceptaron, es la primera vez que piensan en las bases, ésa es la complementariedad y la redistribución en la práctica. Este Estado que hemos soñado, que vaya anulando la pobreza y la desigualdad, se está dando.
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viernes, 30 de mayo de 2014

Simbologías

Simbologías

Por Horacio González
¿Cuánto vale un símbolo? La imposibilidad de responder a esta pregunta nos lleva a la esencia del problema. Un símbolo tiene el valor del gesto que lo sostiene, de la evocación repentina que desata y de la promesa que pone en acto, y que sin él no existiría. Un símbolo tiene la importancia de que no puede establecerse su valor en relación con otros valores, sino que en sí mismo tiene su propia jerarquía y significado. Se podría decir que un símbolo es tan complejo que vale porque no vale; no tiene valor alguno y sin embargo adquiere un significado inmaterial que lo convierte en imagen viva.
Imagen, no icono. De ahí el error que comete la señora Graciela Fernández Meijide al pasar por alto y restarle significación a la acción de descolgar el retrato de Videla, ocurrida en una ocasión suficientemente conocida, ya compuesta como imagen pública fijada por obvios instrumentos de representación del gesto: fotografía, cámaras de filmación. No estamos en la época en que el pintor David se ocupaba de fijar la coronación de Napoleón o de Blanes pintando a Roca con una herida en la cabeza, inaugurando las sesiones del Parlamento. Pero no ha variado el tema. Y para aliviar estos ejemplos: recordemos la conocida instantánea donde Lenin, subido a una pequeña tarima, hace su discurso apenas desciende del tren que lo condujo a la Estación Finlandia. ¿Estas imágenes no son símbolos vivientes que cobijan pequeñas porciones de la historia de la humanidad?
A veces la historia parece fabricada por hechos sin imágenes, pero hay siempre un catálogo de formas escénicas que sostienen sus hilos internos. Esto a veces enoja, pues querríamos no ser perturbados por ilustraciones y efigies, en el caso de que nuestra conciencia desee ser plana, desprovista de emblemas o deidades. Por eso surgen los iconoclastas. Los hay de todo tipo: los que no creen que una devoción precise imágenes y los que creen tanto en ellas que sienten la justa necesidad de anularlas cuando lo que representan es vituperable. De un modo u otro, sería absurdo dejar a las prácticas humanas desnudas de su puntuación más dramática, que es cuando se componen y resuelven en imágenes y símbolos.
Son imágenes fundadoras, que rompen un ritual y proponen otro, que dislocan un ámbito sacralizado, que llaman a debatir la serie de glorificaciones de un período histórico para reactualizar, mejorar o derogar sus significados. Es una acción pedagógica que abre compuertas en las insignias colectivas. ¿Por qué se quiere anular un acto de anulación? ¿Aceptaríamos que hay que retirar aquel gesto presidencial de descolgar el retrato del dictador; aceptaríamos que es bueno retirar lo que fue un gran acto de retiro? ¿Sería mejor dejar yermo el suelo histórico del país que contiene el gesto público de descolgar, descolgando a su vez el significado primigenio de aquella descolgadura?
Es cierto que un símbolo, como cristalización de acciones humanas, tiene un valor inmanente, pues significa una estría en el territorio, una convención cultural que lleva a consensos colectivos. Pero a veces dejan de ser objetos sobre el paisaje y una sociedad entera precisa del gesto o la rúbrica que la despoje de sus signos nefastos. Eso no ocurre siempre, y no lo hace cualquiera. Es un acto de firme delicadeza que surge de lo más profundo del ser político. Siempre se crea un símbolo negando otro símbolo. ¿Quién diría que esos símbolos nada significan?
Muchas personas –entre las que se encuentra Fernández Meijide– no consideran adecuado que hablen los signos. Son personas que participan de un rasgo general de un pensamiento que podríamos llamar desmitificador o antisimbólico. No es una discusión menor, nunca lo fue, porque si por un lado no podemos vivir dentro de los mitos, por otro lado vivir una vida desnuda de esas grandes imágenes aglutinadoras (que también pueden ser textos) hace a nuestra vida colectiva más desnutrida y obtusa. El razonamiento de la señora Fernández Meijide lleva a revisar el inmediato pasado quitándole los hechos más estremecedores de su memorial. Sus dichos en una reciente entrevista en el diario La Nación, basados en lo que sin duda es la inherente autoridad que posee –es una respetable voz también amasada en la tragedia argentina–, no son sin embargo justos. La ausencia de cariz trágico en su pensamiento la conduce a pensar que ya habría llegado el tiempo de que los últimos represores involucrados en juicios de lesa humanidad canjeen penalidad por información.
No concordamos con ello, pues se trataría entonces de reinterpretar aquellos hechos de violencia a la manera racionalista de una simetría de pares opuestos, sinuosa revisión que sólo sería necesaria para adicionar una reprobación general al gobierno que suponen discípulo ficticio de aquellas lejanas épicas militantes. Este pensamiento se tornaría aceptable si criticase modelos históricos de repetición de un pasado tal cual fue, pero así como está formulado va más allá del reparo a los estilos militaristas en la acción política, y se dirige riesgosamente (inconscientemente) hacia la reivindicación del pasado sistema militar de ruina y aniquilación. Muchos síntomas brotan por todas partes en torno de esta aciaga rehabilitación, aprovechándose –es necesario decirlo– de apreciaciones en torno de los derechos humanos que podrían hoy lucir desgastadas y deberemos refinar.
Este republicanismo denegatorio de las complejidades de la memoria, ideología de la retractación formalista, revocación expropiada de las arrugas de la remembranza política (que, ciertamente, nunca debe estar en un único punto fijo) necesita decir que haber retirado el cuadro de Videla es un simbolismo que hay que volver para atrás. Como un movimiento de ajedrez ya consumado, invalidándolo por capricho. En el mismo día, también en La Nación, el ironista Pagni encontró cómico el hecho de que hay distancias entre lo que se desea en lo que se escribe y la capacidad que tiene la vida política para eventualmente refutarnos. Por supuesto, amigo Pagni, existe lo cómico en la historia. Peor es que en las mismas páginas de su diario exista lo trágico, y quiera borrárselo con un puntapié desastroso en el pasadizo de los símbolos ya erigidos. Provocaría risa si no fuera tan desafortunado.
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miércoles, 21 de mayo de 2014

Experiencia eugenésica

José Antonio Gómez Di Vincenzo, doctor en epistemología e historia de la ciencia

Viaje a la experiencia eugenésica

La década de 1930 representó el auge de la biotipología y la psicotecnia. Aquella experiencia –felizmente– fallida permite analizar el poder de la ciencia y la tecnología para aportar significados culturales y prescribir roles en un orden social determinado.

Por Leonardo Moledo
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–Cuénteme acerca de su trabajo de investigación.
–Como investigador del Centro Babini de la Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de General San Martín (Unsam) estudio la relación entre tecnologías biomédicas, ciencias biomédicas y orden social. Lo hago analizando las formas en que esas tecnologías biomédicas y saberes médicos aportan significados para la legitimación de un orden especifico, y estudiando cómo desde allí pretenden implementarse mecanismos para la prescripción de roles sociales.
–A ver, vamos a los ejemplos concretos.–El programa de investigación que llevo adelante indaga en las articulaciones e interacciones entre los saberes médicos y las tecnologías para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, y los fundamentos o presupuestos vigentes en el contexto en el cual estas prácticas se dan. Cuando hablamos de contexto, no hablamos de un contexto abstracto o inmóvil, sino de una serie de mutaciones que se van dando en el tiempo. Y empecé analizando el rol que ocupa la biotipología y la psicotecnia dentro del programa eugenésico argentino en la década del ’30. Se trata de dos disciplinas que se articularon como un tándem dentro de ese programa eugenésico, para aportar diagnósticos que permitan luego implementar tecnologías mediante las cuales se pretendía promover la reproducción de aquellos que se consideraban los mejores e inhibir aquellos que se consideraban los peores.
–¿Y cómo anduvo ese programa?–La historia del tándem eugenésico de psicotecnia y biotipología es la historia de un rotundo fracaso, porque lo que hay que tener en cuenta es que para que un programa eugenésico sea exitoso lo que tiene que darse es coacción del Estado. La eugenesia necesita operar sobre el universo de la población, es decir, de nada sirve tomar un grupo social aislado y aplicarle tecnologías sociales, puesto que lo que se quiere es mejorar a toda la población, inhibiendo la reproducción de los que se consideran peores.
–Antes de seguir aclaremos que despreciamos la eugenesia (porque se puede leer equivocadamente), la combatimos y la consideramos uno de los grandes males sociales que produjo la medicina...–Cierto, pero es interesante destacar que no hacemos una valoración de tipo ético. Desde ya que estamos en contra y lo condenamos, pero el análisis epistemológico e histórico permite encontrar allí un circuito de significados que circulan desde un contexto hacia el interior de la producción de la ciencia y la técnica y viceversa. Es decir, cómo la ciencia y la tecnología biomédica actúan como una usina de significados que interactúa con ese contexto y legitima ciertas prácticas. La idea es que existe un tráfico de significados que condiciona las prácticas y la construcción de saberes. A su vez, dichas prácticas y saberes médicos se insertan como usinas de sentido para la reproducción y legitimación de lo dado.
–¿Por qué fue un fracaso el programa?–Porque nunca llegaron a implementarse vía coacción del Estado, por medio de ley, las tecnologías sociales que les permitían a los eugenistas promover la reproducción de aquellos que se consideraban los mejores e inhibir a aquellos que se consideraban los peores.
–¿Cuáles son esas tecnologías sociales?–Son por ejemplo el aborto eugenésico, la castración eugenésica, el control de la inmigración y otras de diagnóstico como la ficha biotipológica, la ficha eugenésica en general, los tests psicotécnicos. Si bien en la década del ’30 la imbricación entre ciencia biomédica y programa eugenésico fue muy fuerte en la Argentina, y si bien se llevaron a cabo algunas pruebas pilotos (se pudo llegar a implementar a modo experimental la ficha biotipológica escolar en dos escuelas en la provincia de Buenos Aires), nunca hubo una ley que universalizara la propuesta, lo cual hubiera sido fundamental para que el programa tuviera éxito...
–Con lo cual...–Es interesante ver cómo todos estos aportes historiográficos permiten ver que la ciencia no es neutral, nos permiten corrernos de esa mirada ingenua acerca de la ciencia como escenario y notar cómo el discurso científico se elabora en sintonía con un contexto específico.
–Está bien, pero nada es neutral, la literatura tampoco es neutral.–Es verdad, pero entender cómo se da esa circulación de significados, cómo opera influyendo el contexto, dentro de la producción científico-tecnológica en el caso de la medicina, proveyendo supuestos y al mismo tiempo formas de estructura racional para construir saberes y técnicas, es uno de los objetos centrales de estudio de la epistemología e historia de la ciencia.
–Vayamos a esos supuestos.–Básicamente, la biotipología sostiene que es posible establecer una clasificación de los individuos en diferentes tipos a partir de lo constitucional y que a cada uno de esos tipos les corresponde ciertas características psicológicas, ciertas aptitudes, ciertas formas de personalidad, ciertas actitudes morales, que se pueden anticipar si uno sabe el biotipo correspondiente antes de que la persona se desarrolle. Era muy importante poder hacer el examen lo antes posible, poder hacer una ficha biotipológica, la cual era la tecnología mediante la que se revelaban estos datos pertenecientes a toda la población. Por eso fue muy importante para la principal institución eugenésica del período, la Asociación Argentina de Biotipología Eugenésica y Medicina Social (estamos hablando siempre de la década del ’30), llevar adelante este proyecto y articular sus tecnologías con la escuela.
–¿Por qué?–Porque por la escuela, y gracias a la Ley 1420 de Educación, pasaba la totalidad de la población. Es decir, en la escuela encontraron una plataforma ideal para poder establecer un diagnóstico. La ficha biotipológica se pudo hacer sólo en dos escuelas de la provincia de Buenos Aires, gracias al grado de penetración que la elite intelectual que formaba esa asociación tenía en ciertos sectores de la administración pública, como la Dirección de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Afortunadamente, no pasó de allí, puesto que nunca se pudo institucionalizar como política pública por algunos desacuerdos incluso al interior mismo de la corriente eugenésica. Es decir, hay ahí un magma muy complejo de tendencias que en algún punto se neutralizaron una a otra, diluyendo las propuestas haciendo que todo esto fuera un fracaso.
–¿Desacuerdos de que tipo?–Distintos presupuestos de orden epistemológicos, distintos supuestos axiológicos, distintas posturas políticas, desde lo que hoy podríamos llamar progresistas hasta conservadores, que por tener programas y visiones distintas se neutralizaron.
–Hablemos de otros países.–En España hubo una corriente eugenística muy fuerte. En Italia, sobre todo también a partir de la década del ’20 y por la influencia del fascismo, se pudieron articular, incluso desde la ley, prácticas eugenésicas en la escuela. En Italia se llegó a poner en práctica la biopedagogía, que era la pedagogía en clave biotipológica, porque la biotipología nace precisamente en Italia de la mano de Nicola Pende y llega a la Argentina por una visita que realiza a distintas instituciones, por ejemplo a la Facultad de Medicina, a comienzos de la década del ‘30. Es muy amplio porque precisamente el movimiento eugenésico se extendió en todo el mundo. En México hay una corriente eugenística muy fuerte. Las prácticas más extremas se dieron, como todo el mundo sabe, en la Alemania nazi...
–Por supuesto, eso es sabido... ahora cuénteme acerca de lo que pasaba en la Argentina.–Estudié las vinculaciones que los eugenistas o biotipólogos argentinos podían tener con biotipólogos italianos, brasileños o médicos criminalistas y me concentré en cómo desde allí se buscaban prescribir roles. La biotipología y la psicotecnia proveían herramientas para llevar a cabo los tests que formaban parte de la ficha biotipológica que, como decía, pretendió anticipar aptitudes y actitudes para asignar lugares específicos en la estructura productiva. Ahora lo que me interesa mostrar es cómo las articulaciones, rearticulaciones o mutaciones, no sólo en el modo de producción, el proceso de trabajo, sino también en las cuestiones políticas y las relaciones de poder se articulan con un sentido común y propician prácticas diferentes en el marco de la actual hegemonía cultural.
–¿Y cuál es su tesis central al respecto?–Creo que con el paso de la sociedad industrial, de un capitalismo centrado en la producción fabril de estilo fordista a lo que se ha denominado capitalismo tardío o neocapitalismo, de corte neoliberal, tenemos desplazamientos, una reorganización y mutación en la forma de pensar y practicar la medicina, en las formas de concebir su rol en la sociedad fundamentando o reafirmando cierto orden de cosas, nuevas formas de pensar las prácticas o de construir saberes médicos, nuevas formas de pensar al sujeto enfermo, la relación médico-paciente, paciente medio, la producción y distribución de medicamentos, en fin la economía y las políticas sanitarias.
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martes, 20 de mayo de 2014

reforma educacional en Chile

En Chile,la mandataria presentó su proyecto de reforma educacional

La madre de las reformas de Bachelet

El proyecto busca poner fin al lucro, establecer la gratuidad y terminar con la selección en los colegios. Será el Estado a través de los recursos obtenidos por la reforma tributaria el que financiará los aportes gradualmente.

Por Christian Palma
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“Estamos dando el primer paso de la reforma educacional más significativa que Chile ha tenido en los últimos cincuenta años”, dijo Bachelet.
Desde SantiagoPara un extranjero que, por ejemplo, siempre ha tenido educación gratuita, entender el sistema educacional chileno es complejo. En este país se debe pagar para adquirir conocimientos de calidad en los niveles primarios y secundarios, de lo contrario la oferta se reduce a los colegios públicos cada vez más arrinconados por los establecimientos particulares subvencionados o privados (sin subvención estatal) que –se supone– entregan una mejor enseñanza dependiendo de la billetera del apoderado. Esto, además de generar segregación, merma las posibilidades de los alumnos de menores ingresos de entrar a la educación superior que exige rendir una Prueba de Selección Universitaria. Con todo, de lograr llegar a una universidad o instituto profesional, el joven que no tiene dinero debe endeudarse por muchos años para costear la facultad. Además, en muchas instituciones educativas existe lucro, lo que está prohibido por ley, pero que hasta no hace mucho no se sancionaba efectivamente. Todo ese escenario llevó a que en 2011 los estudiantes salieran a las calles de manera masiva para reclamar por una educación gratuita y de calidad, situación que no pudo ser resuelta por el gobierno anterior de Sebastián Piñera, que vio cómo tres ministros del ramo caían de su puesto y que la actual presidenta Michelle Bachelet prometió resolver paulatinamente cuando todavía era candidata a la reelección.
Así las cosas y dentro de la promesa autoimpuesta por Bachelet de enviar 50 medidas claves en los primeros cien días de su nuevo mandato, ayer presentó su gran proyecto de reforma educacional escolar, que busca poner fin al lucro, establecer la gratuidad, eliminando el copago (subvención estatal compartida con los padres), y terminar con la selección en los colegios. El anuncio lo hizo poco antes de las 10 en el palacio presidencial de La Moneda, ocasión en la que resaltó también la creación de una nueva institucionalidad en educación parvularia, que incluye una nueva subsecretaría especializada en jardines y salas cuna. “Estamos dando el primer paso de la reforma educacional más significativa que Chile ha tenido en los últimos cincuenta años, estamos cumpliendo con lo que nos comprometimos, iniciar un proceso que permita asegurar calidad, gratuidad y acceso a la educación”, sostuvo la doctora socialista.
“Tenemos razones éticas para llevar adelante esta reforma, la certeza de que la oportunidad de una persona no debe depender de su origen social ni del monto que deba pagar. La conciencia de que tenemos un sistema que reproduce y ahonda las desigualdades segrega a las personas, y trata a la educación como un bien de consumo, en lugar de un derecho básico”, agregó Bachelet, que vestía un sobrio traje negro. Junto a ello, la mandataria expresó que “sin una reforma profunda a su educación, Chile no logrará el desarrollo. Con un sistema educativo de calidad que potencia a toda su gente, que hace del conocimiento y las capacidades de las personas el centro del progreso, tendremos una economía moderna que crece e innova”.
El mensaje también apuntó a los estudiantes: “Nos estamos haciendo cargo de las insuficiencias del sistema actual. Estamos diciendo aquello que tanto repitieron nuestros estudiantes, y con ellos toda una sociedad: la educación es un derecho y no un privilegio... el lucro, la selección y el copago son incentivos equivocados que combinadamente afectan la calidad y comienzan la discriminación, la segregación y la inequidad”.
La presidenta fue más allá. “Todos los padres y madres sabemos que la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos es una buena educación. Por eso estamos pasando de un modelo que depende del dinero de cada familia a uno que depende solidariamente de todos los chilenos, donde cada contribuyente aporta proporcionalmente sus ingresos. Es decir, será el Estado a través de los recursos obtenidos por la reforma tributaria (otra reforma clave de Bachelet y que busca recaudar 8200 millones de dólares) el que financiará gradualmente los aportes que hoy están pagando las familias. Especialmente la clase media de su propio bolsillo”, acotó.
Otra medida que llamó la atención fue que los establecimientos llamados “emblemáticos”, “no podrán seguir seleccionando alumnos mediante pruebas o test académicos que representen la mayoría de las veces una selección social... Hoy son los colegios los que eligen a los estudiantes, y queremos asegurar a las familias la igualdad en la postulación y que sean ellos los que elijan donde quieren que sus hijos se eduquen... Yo quiero pedir que hagamos un debate con altura de miras y poniendo sobre cualquier consideración el amplio acuerdo que tenemos como sociedad de que la educación en Chile requiere de cambios profundos”, concluyó enviando un recado a los líderes estudiantiles, la oposición y a las posibles voces disidentes en sus propias filas.
Según información aparecida en la prensa, este plan tendría un costo de cerca de dos mil millones de dólares; sin embargo, se estima que el Estado recibiría ingresos anuales estimados en 1600 millones de la divisa norteamericana al eliminar el lucro en la educación, por lo que el costo neto para el fisco sería de 400 millones de dólares.
Con todo, el proyecto de ley, que ingresará por la Cámara de Diputados con urgencia simple y tendrá un plazo de 30 días para ser despachado, no tendrá un periplo sencillo. La noche del domingo, el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, presentó a los jefes de partido los alcances de la iniciativa, quien pidió preocuparse del “lenguaje” a la hora de hablar públicamente de la reforma. Según el diario La Tercera, los parlamentarios apoyarán el proyecto, pero también expresaron muchas dudas, las que saldrán a la luz a la hora de votarlo en el Congreso.
De hecho, la ex dirigente estudiantil y hoy diputada comunista Camila Vallejo expresó que “la reforma educacional, en general, va a ser más compleja. Tiene muchas aristas que se necesitan debatir para cambiar las bases de nuestro sistema educacional”.
Por su parte, la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Melissa Sepúlveda, dijo que “tenemos una reforma que se generó de espaldas a la gran mayoría de Chile, un proceso que no ha vinculado de ninguna manera a las organizaciones sociales. Frente a eso la única respuesta que podemos tener es la movilización, frente a una reforma que no satisface lo principal, que es la eliminación del lucro en la educación y la eliminación del mercado educativo”.
En esta línea, los estudiantes ya anunciaron una marcha para mañana, día en que Bachelet dará la tradicional cuenta pública de su gestión al Congreso pleno y a la ciudadanía. En lo medular, los estudiantes señalan que la respuesta del gobierno no ha sido suficiente, lo que abre espacio para que las demandas estudiantiles concentren un respaldo mayoritario y obliguen al Ejecutivo a concretar un cambio integral en el modelo educativo, antes que proyectos que, según ellos, sólo buscan regular el actual sistema. Las críticas de los estudiantes apuntan a la falta de diálogo con las organizaciones sociales y a que los proyectos fueron creados “entre cuatro paredes”, sin la participación de los actores de la educación.
Finalmente, desde la oposición, el senador de Renovación Nacional y ex candidato presidencial Andrés Allamand criticó duramente el proyecto de reforma educacional: “Tiene una matriz ideológica que apunta a un mucho mayor control estatal del sistema educacional. Esta es una reforma que no apunta a la calidad, que no apunta a aumentar las opciones de proyectos educacionales y que tiene una orientación que es un mayor control estatal de la educación”. En ese sentido, Allamand acusó que se está privando la libertad de los padres de poder elegir la calidad de educación que quieren para sus hijos, explicando que no cree necesario acabar con la educación particular subvencionada.
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viernes, 16 de mayo de 2014

Plan Progresar y la distribución del ingreso

UNA INVESTIGACION DEL CONICET MIDE LAS MEJORAS EN EQUIDAD SOCIAL GENERADAS A PARTIR DEL PLAN PROGRESAR

Un salto de siete años en la distribución del ingreso

El informe pondera los avances en equidad social que produce el plan que asigna 600 pesos a jóvenes para completar estudios.

Por David Cufré
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Hasta el momento se anotaron en el programa 945 mil jóvenes de 18 a 24 años. Las mujeres son el 60 por ciento del total.
La puesta en marcha del Programa de Respaldo a Estudiantes Argentinos (Progresar) puede adelantar en un año las mejoras en la distribución del ingreso que en condiciones normales llevaría por lo menos siete. Se entiende por condiciones normales una economía en crecimiento, con avances en la cantidad y calidad del empleo y un aumento en los ingresos de los trabajadores. “Es un salto mayúsculo en materia de equidad social”, definen los autores del primer estudio pormenorizado sobre el impacto distributivo del plan, el cual asigna 600 pesos por mes a jóvenes de entre 18 y 24 años para ayudarlos a completar estudios primarios, secundarios, terciarios, universitarios o capacitarse en algún oficio. La investigación será publicada en los próximos días por el Ceil-Conicet. Página/12 accedió a un adelanto de los resultados principales del relevamiento. Se sustenta en cuatro indicadores de desigualdad social –Gini, Atkinson, Entropía y Ratio– y concluye que la reducción de la inequidad gracias al Progresar oscila en un rango del 5 al 8 por ciento para el total de la población y del 15 al 30 para el universo de jóvenes al que apunta el programa. La brecha de ingresos entre el 10 por ciento más rico de personas entre 18 y 24 años y el 10 por ciento más pobre llega a caer un 32 por ciento. En algunas regiones, como el Noreste y Noroeste, la incidencia potencial del Progresar alcanza al 62 y 60 por ciento de mujeres y hombres de aquellas edades, respectivamente. Esos números reflejan de por sí la situación de vulnerabilidad social que el nuevo derecho establecido intenta mitigar.
El estudio se titula “El impacto distributivo del Progresar en Argentina. Una primera aproximación en base a microsimulaciones”. Sus autores son Ana Paula Di Giovambattista, economista de las universidades nacionales de La Matanza y Moreno; Pablo Gallo, de las universidades de Catamarca, Moreno y becario del Ceil-Conicet, y Demián Panigo, de la Universidad de Moreno y del Ceil-Conicet. El trabajo lo realizaron para este último organismo.
Lo primero que plantea la investigación es quiénes son los potenciales beneficiarios del Progresar. La conclusión es que califican 1.550.000 jóvenes de las edades antes mencionadas, el 51 por ciento de la población total del país en esa franja etaria, según el análisis realizado por los investigadores de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec. El primer requisito para calificar es la edad y después pueden anotarse aquellos que no tienen empleo, trabajan en negro o perciben un salario menor al mínimo vital y móvil (3600 pesos en la actualidad). Otra exigencia es que el grupo familiar se encuentre en iguales condiciones, aunque en este punto la Anses ha detectado que el cumplimiento es difícil de determinar, dado que algunos jóvenes de ciudades universitarias (La Plata, Córdoba), hijos de familias acomodadas, se anotaron argumentando que están emancipados y comenzaron a cobrar los 600 pesos por mes. Son casos puntuales que están siendo revisados y, en cualquier caso, no i-nhiben el destacado efecto redistributivo del plan, ya con cerca de un millón de inscriptos.
La última información oficial que entregó la Anses indica que el número exacto de anotados es 945.922 jóvenes, de los cuales 331.866 ya acreditaron su condición de estudiantes y empezaron a cobrar a partir de abril. La Anses desembolsó 187,8 millones de pesos el mes pasado y proyecta volcar hasta 11 mil millones en doce meses. Quienes todavía no cobran empezarán a hacerlo a medida que arranquen sus estudios. Una aclaración importante que hizo la Anses es que no hay fecha de vencimiento para la inscripción en el programa, por lo que los interesados que califiquen pueden hacerlo en cualquier momento. Como en el caso de la Asignación Universal por Hijo, los titulares de este nuevo derecho reciben por mes el 80 por ciento de los 600 pesos (480 pesos), mientras el 20 por ciento restante que se va acumulando lo cobran una vez al año al demostrar el cumplimiento de los requisitos de estudio.
Seis de cada diez inscriptos en Progresar son mujeres, mientras que el 79 por ciento de quienes ya están cobrando tienen entre 19 y 22 años. Ambos datos responden a la realidad de esos grupos sociales, ya que son quienes más sufren el de-sempleo. El estudio desmiente, sin embargo, una creencia generalizada que en muchos casos lleva a estigmatizaciones de los jóvenes: del total de 1.550.000 potenciales aspirantes al Progresar, la gran mayoría trabaja, estudia, trabaja y estudia o busca trabajo. Es decir, los famosos “ni-ni”, que no estudian, no trabajan, ni buscan trabajo, son los menos. “No es verdad que el Progresar esté pensado para los ni-ni, una categoría estigmatizada, que incluso está en descenso en la Argentina”, afirmó Panigo, y aclaró ante este diario que el universo de quienes no estudian ni trabajan no es estático, como algunos suponen, sino que allí entran, por ejemplo, personas con discapacidades, jóvenes adinerados y también sectores que sufren graves situaciones de exclusión, que por momentos pasan por esa condición pero luego la abandonan. “La población objetivo del Progresar es otra. Son el 51 por ciento de jóvenes del país a quienes el Estado asiste para que puedan estudiar”, agregó el especialista del Ceil-Conicet.
La investigación determinó que 31,4 por ciento de los potenciales beneficiarios del programa (1,5 millón de personas) trabaja, mientras que el 29,3 estudia y el 10,1 estudia y trabaja. Es decir, el 70,8 por ciento del total se ubica en esas categorías. Otro 8,1 por ciento busca trabajo y el 3,5 estudia y busca trabajo. Quienes no estudian, no trabajan, ni buscan trabajo son el 17,6 por ciento.
Los expertos analizaron cuatro indicadores de desigualdad social para establecer el efecto redistributivo del Progresar. Cada uno de ellos tiene distintas características técnicas que ponderan más o menos la incidencia de asignar una suma de dinero específica al grupo poblacional bajo estudio. Las cuatro referencias llegan a resultados particulares, pero la tendencia es la misma en todos los casos: la de-sigualdad social retrocede de manera relevante, generando mejoras que de otro modo tomaría hasta siete años producir. “En términos agregados, el impacto del Progresar sobre la sociedad en su conjunto da cuenta de una reducción esperada de las inequidades con un intervalo del 5 al 8 por ciento. Cuando se consideran las disminuciones en la distribución del ingreso asociadas a los jóvenes, presenta un potencial en el rango del 15 al 30 por ciento”, dice el informe.
La investigación proyecta el impacto tomando el total de potenciales beneficiarios, 1,5 millón de jóvenes. Los indicadores utilizados fueron Gini, Atkinson, Entropía y Ratio, y se hicieron las mediciones en base al ingreso total familiar, al ingreso per cápita familiar y al ingreso por adulto equivalente. Los especialistas buscaron contrastar los datos para llegar a conclusiones fundadas. Cada una de esas opciones arroja un resultado distinto, pero la conclusión es lo que se mencionó en el párrafo anterior: la desigualdad considerando el total de la población del país baja en un rango del 5 al 8 por ciento, y si se toma sólo el universo de jóvenes de 18 a 24 años, las mejoras en cuanto a equidad crecen al 15 a 30 por ciento.
En la medición por deciles de ingresos, la desigualdad llega a caer 32 por ciento entre los jóvenes de 18 a 24 años entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre del país. También aparecen diferencias por regiones: la caída de la desigualdad en el Noreste es del 10,3 por ciento para el total de esa población y del 21,0 entre los jóvenes; en el Noroeste los resultados son 9,1 y 21,5 por ciento; en Cuyo, 6,9 y 17,2; en la región Pampeana, 5,7 y 17,9; en el Gran Buenos Aires, 5,5 y 16,3, y en la Patagonia, 5,8 y 14,2.
En cuanto a los potenciales beneficiarios, en el NEA califican el 62 por ciento de los jóvenes; en el NOA, el 60; en Cuyo, el 53; en la región Pampena, el 51; en el Gran Buenos Aires, el 48, y en la Patagonia, el 36.
Finalmente, la Anses precisó que 26 por ciento de quienes se anotaron en Progresar aspiran a completar estudios universitarios; el 24 por ciento, estudios terciarios y oficios, y el 45 por ciento, estudios secundarios. Sólo el 5 por ciento del total se plantea terminar estudios primarios.
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miércoles, 14 de mayo de 2014

Sentido común como ideología

medios y comunicación

La ideología del sentido común

Para Marta Riskin, sobre la voz monocorde de los medios hoy el sentido común se ha reciclado como ideología universal e instala al miedo y la soledad como respuestas; frente a ello la réplica debe ser la construcción colectiva del sentido.

Por Marta Riskin*
“Pues así es –respondió Sancho– ... no hay sino obedecer y bajar la cabeza atendiendo al refrán...” Don Quijote de la Mancha, 2ª parte
Según el imaginario escolar de la cultura global, la historia del mundo podría dibujarse como una línea ascendente en perpetuo progreso, con alguna que otra cresta excepcional y hechos clasificados entre dos polos de celosa extremadura: radiantes tiempos de gloria y épocas infames, gracias a héroes sin tacha o culpa exclusiva de líderes perversos.
En ausencia del Pueblo, el gran relato digiere los acontecimientos sociales y políticos como ajenos o alejados al interés popular y, mediante técnicas e imágenes semejantes en todos los idiomas, construye, incansablemente, sentido común.
El paradigma más tradicional de ser y estar en el mundo ya no pertenece a cada cultura sino a la “Gente”, pero continúa ignorando el poder de las gestas colectivas, administrando la resolución de muchos problemas personales o comunitarios y ajustando las percepciones a una presunta única realidad.
Sobre la voz monocorde de los medios, el sentido común se ha reciclado como ideología universal e instala hoy al miedo y la soledad como respuestas.
El estímulo de violencias públicas y privadas es oscuro y penoso. Se trata de exaltar los beneficios de lucrar y burlarse de las debilidades del prójimo y, al mismo tiempo, de desligarse de delitos y discriminaciones inducidas, considerándolos enfermedades inexplicables.
Requiere gran esfuerzo que el sexto sentido conserve resonancias de eternidad. Debe adjudicarse al trabajo intelectual desde la creación de conflictos y conspiraciones al asesinato de inocentes ilusiones y, al mismo tiempo, reconvertir tradiciones ancestrales en productos de consumo.
Sin embargo, ya no es posible ocultar que su prestigio se sostiene sobre el desconocimiento humano de las fuentes de su diseño.

El sentido común jamás fue neutral

A través de la historia, las ciencias sociales siempre reconocieron la funcionalidad del sentido común para perpetuar las relaciones de poder y las instituciones que las reproducen. Desde los inicios del siglo XIX, y con los medios masivos de comunicación acompañando las luchas por el control global de los mercados, se incrementaron sus aplicaciones.
Aprovechando los viejos mecanismos silenciosos ya instalados en individuos y comunidades fueron reforzados los libretos –psicológicos, filosóficos, etc.– que mantenían a cada quien en el rol preasignado y ratificaban las sanciones a quien cuestionaba el guión.
Recién empezaría a perder cierta autoridad con el señalamiento de contradicciones en refranes, textos literarios o de frases hechas que se reducían al ritmo y sonoridad de las palabras.
Sin embargo, apreciar la intencionalidad e intereses en juego, a través de frases como “el que las hace, las paga”, continuaría siendo arduo.
Aunque el descubrimiento de vínculos sutiles entre el poder real y el simbólico exige oficio y tiempo para observar y reflexionar al respecto, la mayor dificultad para evaluarlos es el involucramiento emocional del observador.
Por caso, economistas y políticos no suelen relacionar el valor de ahorro que el mercado otorga a una moneda de papel con los atributos de un George Washington o los significados culturales de la capacidad de cotizar hasta en los antípodas del planeta.

La tormenta de arena pasa, las estrellas perduran

proverbio africanoA pesar de sus legendarias contradicciones y dudosa asertividad, el sentido común aún mantiene la adhesión de sus seguidores.
Registrarlo como ideología y fenómeno cultural no sólo permite identificar a los manipuladores de emociones, sino distinguir entre líderes y jefes de rebaños o entre quienes menosprecian la justicia y sus víctimas y rehenes. Muy especialmente, ayuda a repensar su vigencia como autoridad externa y abstracta para buena parte de la humanidad y recuerda algunas de sus múltiples funciones.
En apretada y antipática síntesis para el orgullo humano, el más común de los sentidos apacigua la mamífera aversión a la incertidumbre y al cambio, legitima la inserción individual en la manada y provee otros ventajosos consensos y acuerdos sociales.
Comprender sus orígenes fortalecería a quienes trabajan en la construcción de un nuevo sentido común, más amable, pacífico y solidario y estimulará a otros, a aprendizajes, crecimientos y elecciones más felices.
A medida que crece la conciencia popular, la batalla cultural es inevitable.
La experiencia histórica demuestra que si el sentido común es una construcción colectiva se convierte en responsabilidad y, tarde o temprano, cumple con las mejores esperanzas.
Una tierra fija e inmóvil fue consigna del sentido común. “Eppur si muove.”
* Antropóloga UNR.
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Hemeroteca Digital Brasileña

Hemeroteca Digital Brasileña

Río de Janeiro. La Fundação Biblioteca Nacional pone a disposición de sus usuarios la Hemeroteca Digital Brasileña, un portal de periódicos nacionales (diarios, revistas y publicaciones seriadas) para ser consultado por internet. En ella, investigadores de cualquier parte del mundo pueden tener acceso libre y gratuito a títulos que incluyen desde los primeros diarios creados en el país –como el Correio Braziliense y la Gazeta do Rio de Janeiro, ambos fundados en 1808- a diarios desaparecidos en el siglo XX, como el Diário Carioca y el Correio da Manhã, o que ya no circulan en forma impresa, como el Jornal do Brasil.

Entre las publicaciones más antiguas y raras del siglo XIX se encuentran, por ejemplo, O Espelho, Reverbero Constitucional Fluminense, O Jornal das Senhoras, O Homem de Cor, Semana Illustrada, A Vida Fluminense, O Mosquito, A República, Gazeta de Notícias, Revista Illustrada, O Besouro, O Abolicionista, Correio de S. Paulo,Correio do Povo, O Paiz, Diário de Notícias así como también los primeros diarios de las provincias del Imperio.

En cuanto al siglo XX, se pueden consultar revistas tan importantes como Careta, O Malho, O Gato, así como diarios que marcaron la historia de la imprenta en Brasil, tales como A Noite, Correio Paulistano, A Manha, A Manhã y Última Hora.

Las revistas de instituciones científicas componen un segmento especial del acervo disponible. Algunas de ellas son: Annaes da Escola de Minas de Ouro Preto, O Progresso Médico, la Revista Médica Brasileira, los Annaes de Medicina Brasiliense, el Boletim da Sociedade de Geografia do Rio de Janeiro, la Revista do Instituto Polytechnico Brasileiro, la Rodriguesia: revista do Jardim Botânico do Rio de Janeiro, el Jornal do Agricultor, entre tantos otros.

La consulta, posible a partir de cualquier dispositivo conectado a internet, puede realizarse por título, período, edición, lugar de publicación y hasta por palabra/s. También se pueden imprimir las páginas deseadas.

Además del apoyo del Ministerio de Cultura, la Hemeroteca Digital Brasilera es reconocida por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y cuenta con el apoyo financiero de la Financiadora de Estudos e Projetos (FINEP), que hizo posible la compra de los equipos necesarios y la contratación del personal para su creación y mantenimiento. Hasta el momento ya son más de 5.000.000 de páginas digitalizadas de periódicos raros o extinguidos a disposición de los investigadores, número que se irá acrecentando con la continuidad de la reproducción digital.
[Fuente: FBN]

Biblioteca Digital Trapalanda


TRAPALANDA

Trapalanda era el nombre de una tierra mítica y ensoñada. La buscaron para conquistarla y les fue esquiva. Se convirtió en imagen en el ensayo y nombre de alguna revista.
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La Intendencia de Montevideo lanzó el catálogo en línea de sus bibliotecas

Montevideo. La Intendencia de esta ciudad tiene una red de 19 bibliotecas públicas, quince de ellas en funcionamiento y las otras cuatro en procesos de reapertura y reacondicionamiento. Los servicios que ofrecen son gratuitos y la colección total comprende alrededor de 65.000 ejemplares de 8.000 títulos.

Por esto, la Intendencia creó este catálogo en línea que habilita búsquedas personalizadas por tema, título de publicación, autor o biblioteca. Según dijo un vocero: “El sistema detalla la información del material bibliográfico, la cantidad de copias existentes y la disponibilidad según cada biblioteca”.

El material disponible en las bibliotecas puede leerse en las salas o llevarse al hogar en préstamo. Además de libros, las bibliotecas cuentan con un importante acervo de “revistas, juegos y soportes audiovisuales, como vídeos, DVD y CD-ROM”, señalan desde la Intendencia.

Las bibliotecas, a su vez, ofrecen un espacio particularmente pensado para los niños, con sitios específicos dedicados a promover la lectura entre los más pequeños, además de actividades recreativas y lúdicas. Funcionan asimismo como centro de actividades educativas y de formación, recreativas y sociales de la comunidad donde se encuentran.
[Fuente: La red 21]

Revistas de la Universidad de Córdoba

TODAS LAS REVISTAS DE LA UNIVERSIDAD DISPONIBLES EN LA RED

La Universidad Nacional de Córdoba se une al acceso abierto

Córdoba. La Universidad Nacional de Córdoba presentó el nuevo portal de revistas producidas por esa casa de estudios y el video institucional de la Oficina de Conocimiento Abierto (OCA), que puede verse aquí mismo.

Frente de sobreabundancia de información que caracteriza a internet, estas plataformas ofrecen un valor adicional que el lector puede agradecer: el material que publican debió pasar antes por un proceso de revisión y validación —habitualmente a cargo de sus pares en las distintas disciplinas— que garantizan un piso de rigor científico. Los portales de revistas como Latindex, SciELO y Redelayc se destacan por la calidad y la diversidad de las temáticas que abarcan. También hay espacios enfocados a campos específicos, como el sitio web de CLACSO y el repositorio de la Alianza de Servicio de Información Agropecuaria.

En esa línea, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) cuenta ahora con su portal de revistas científicas, académicas y culturales, que hoy ofrece 57 títulos en línea elaborados por docentes e investigadores de sus diversas facultades y centros miembro. La UNC es la segunda universidad en todo el continente, después de la de Harvard, con un área específica para estos menesteres: la Oficina Conocimiento Abierto, creada en 2014. Desde allí se pretende concientizar sobre el tema, promover la producción de publicaciones científicas y capacitar a investigadores, editores, becarios, estudiantes de posgrado y bibliotecarios en el uso de programas de código abierto para gestionar estas plataformas, según apunta su directora, Alejandra Nardi.
[Fuente: OCA]